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     En ese gran circo que es la política, fotografía y censura se alían para manipular al pueblo a través del falso uso de la imagen como documento, utilizando a los grandes medios de comunicación para enmascarar de manera sutil pero constante aquellos aspectos que no responden a las pretensiones de los partidos, enturbiando y desfigurando la realidad.

Sin embargo, enfocando de manera diferente a la política y sus adalides, tratando de utilizar la cámara fotográfica en descomposición, se puede conseguir que la fotografía también censure a la censura para, así, negativo contra negativo, ofrecer algo positivo, unas nuevas perspectivas sobre los políticos y su estado superficial, revelando cómo el estado que tanto defienden se desvanece con sus acciones, con sus imágenes y con toda la parafernalia de la que se rodean en esa torre de marfil en la que creen vivir.

Julián Barón. España, noviembre 2011.